No soy un corredor

Luis Alberto Martínez Castro

En estos días donde gracias a las redes sociales, lo privado se ha vuelto público y ser un practicante aficionado en cualquier deporte puede que se entienda como ser un atleta profesional, un entrenador o un motivador, me hago las siguientes preguntas: ¿Las actividades físicas siguen estando exentas de segregar y/o menospreciar a quien no cumplan las expectativas? además ¿es necesario ganar en cualquier competencia deportiva para ser considerado atleta? Dejando de lado los estereotipos deportivos como el cuerpo atlético, la virilidad, el equipamiento etc., es importante recordar que realizar una actividad física nos brinda beneficios, sobre todo si uno necesita ordenar su caos interno, sus ideas, combatir miedos, tratar de paliar algunos trastornos mentales o físicos. Esto quiero narrarlo desde mi experiencia en una disciplina del atletismo: correr.

Nunca me consideré atleta o deportista por más seguidor que soy a los deportes como el fútbol, volleyball, beisbol, fútbol americano, rugby, por decir algunos. No práctique todos los enlistados, pero en los que participé no fui más allá de haberlo hecho en las clases de educación física o bien con mis amigos y vecinos, todo sin mucha disciplina o entrenamientos. En lo que si tengo disciplina y pasión es en escuchar música y caminar.  Hacer esto me ha llevado a creer que es hasta subversivo porque no se utiliza un vehículo, no se gasta dinero y vas contigo mismo siguiendo la ruta que tú mismo escogiste, es como la relación que se tiene con el punk: depende de ti.

Comencé a correr por el año de 2012 azuzado por quien es mi actual pareja, lo hacía sin muchas ganas ni compromiso. Era una vez a la semana y aunque no tenía la ropa para ello, una de las ventajas de correr es que, con unos tenis y ropa cómoda, uno puede trotar sin mucho riesgo. Durante el 2013 y 2014 note que caminar o trotar me ayudaban a ordenar mis ideas, sobre todo porque había leído la Desobediencia Civil, un ensayo de Henry David Thoreau, quien además fue un senderista y gustaba de caminar para observar y ordenar sus ideas y esto era justo lo que necesitaba para ese momento en mi vida laboral.

Para los años siguientes coincido con un viejo colega, quién corría un poco más disciplinado, pero venía saliendo de una lesión así que empiezo a seguir su rutina y ritmo de correr que era muy básico pero esta rutina tenía un plus que nos motivaba y es que después de trabajar en campo, comer y tomar una siesta, salíamos en la tarde a trotar al parque de la ciudad y sudar para poder beber cervezas. Si no sudábamos, no podíamos beber. Esto lo llevamos en práctica durante casi dos años, 2015 y 2016, pero es en este último año que ya tengo una disciplina y compromiso para correr, pues empecé a poner atención en mis tiempos, las distancias y mi velocidad, ya no era sólo trotar para beber cerveza y ordenar ideas.

Como buen nómada me vuelvo a mudar a finales de dicho año y en mi nuevo lugar de residencia encuentro las condiciones adecuadas para correr aún más en forma, además de que disponía de más tiempo. En ese momento tenía un compromiso de concluir reportes, informes y proyectos (por lo que necesitaba ordenar mis ideas) y en el lugar a donde llegué tenía aún más la posibilidad de correr escuchando música y no sentía la presión o la mirada de otros corredores.

Y es que esto último me frenaba a veces. Al principio me daba miedo calentar o hacer ejercicios de estiramiento frente a otros, sentía inseguridad por mi ropa o de mi calzado, de mi técnica y hasta de mi físico, pero sobre todo no me interesaba ser parte de algún club o correr para demostrar algo, en resumen, no me identificaba como un corredor.

Durante estos años viví en una parte donde se corren los últimos kilómetros del Maratón de Chicago y vi pasar a los corredores de élite de la rama varonil, femenil y los atletas con capacidades especiales. Los primeros grupos siempre encabezados por kenianos, etíopes, ingleses y norteamericanos. También observé a otros atletas que buscan clasificar para otros maratones, así como a los demás participantes que corren con otros objetivos como el recaudar fondos o por motivos recreativos. Aun así, no me interesaba participar en un maratón, estaba feliz corriendo a mi modo y a pesar de la atmosfera festiva, de apoyo y admiración a todos los corredores, no me involucre, me sentía fuera de ese ambiente porque no me sentía capaz, no me sentía corredor.

Para este momento ya tenía una disciplina, tenía mejores tenis y ropa y hasta había participado ya en un par de carreras cortas de 5 km haciendo buenos tiempos, pero aún no había entendido lo bien que me estaba haciendo correr.

Pero durante la pandemia, cuando el mundo se paró y se encerró por unos meses en el año del 2020, con la excepción de los científicos, los médicos, los trabajadores esenciales entre otros, quienes tenía permiso de salir (yo también salía a trabajar, aunque no fui parte de ese grupo importante y vital). Los otros grupos de personas que podía salir eran quienes hicieran alguna actividad al aire libre.  Fue en este momento donde todo se juntó: salir a correr para escapar un rato del encierro, salir a correr también porque ayuda a fortalecer el sistema inmune y conservar un buen estado físico para poder reducir el riesgo de contraer el nuevo virus o en su caso, evitar secuelas graves y, sobre todo, tenía tiempo de sobra por lo que navegue más en las redes sociales.

Leí sobre atletismo y supe del porque en un maratón se deben correr 42 km 195 m. Primeramente, en el relato histórico, Filípides debe avisar que el ejército griego ha vencido a los persas y por lo tanto debe recorrer los 40 km de distancia que hay entre las ciudades de Maratón y Grecia. Debido a este esfuerzo, Filípides muere, pero logra dar el mensaje. Para la primera edición de los Juegos Olímpicos modernos, en Atenas 1896, la carrera tuvo una extensión de casi 40 km a lo largo de la misma carretera histórica y de los 25 participantes sólo 9 terminaron. Es en los Juegos Olímpicos de Londres en 1908 que la distancia se establece en 42 km 200 m y esto es porque en 1908 la Reina de Inglaterra quería que la carrera pasara frente a su balcón por lo que se modificó la distancia original, finalmente, después de 1921, se establece la distancia estándar para el maratón que es de 42 km 195 m.

Pero lo que llamó mi atención en las redes sociales fue la interacción de un grupo de gente, en ella sobresalía el apoyo y el intercambio de experiencias, las cuales servían de soporte.  Durante la pandemia recapacité sobre mis límites y recordé que hay participantes que corren por otros motivos y al saber de las experiencias de estos extraños, quienes mostraban sus rutinas, los entrenamientos y sus vivencias, terminó en formar en mí el objetivo de entrenar para poder correr un maratón.

Y es que las vivencias de esos extraños eran muy similares a las mías, pues reconocían que si bien correr les ayudaba en lo físico lo más importante era el beneficio mental. Ellos no corren para ser los mejores sino para divertirse, pero se comprometen y lo más importante: comparten la música que escuchan, ya sea punk, rock, metal, trash, electrónica, reggae, etc etc. Gracias a las redes sociales vi que están por todo el mundo e inmediatamente me apoyé en ellos. Siguiendo las experiencias de estos corredores también supe que existían marcas alternativas que hacen ropa deportiva y mucha de esa ropa tiene mensajes o diseños acorde al punk o la filosofía D.I.Y. (Do It Yourself! ¡Hazlo Tú Mismo!).

Es así como conocí al grupo de Running Punks e inmediatamente me asumí como un corredor punk más pues como había mencionado previamente, si caminar para mi ya era subversivo ahora correr también lo es. Ellos están establecidos en la ciudad galesa de Cardiff (además de que en el verano 2022 se creó un grupo de Running Punks en Nueva York). Tienen su propia línea de ropa, la cual está a la par de la indumentaria deportiva elaborada por las marcas deportivas famosas y también supe de otras marcas de ropa como las alemanas X Fe226 y Willpower, la inglesa No Club Running Club, solo por señalar algunas. Otro de los grupos de corredores es el de la Joe Strummer Foundation Runners (JSF Runners) el cual es parte de Joe Strummer Foundation que entre sus actividades promueve nueva música.

Mucho de ellos han retomado y/o se han inspirado en la anécdota de Joe Strummer, el cantante de la banda The Clash, además de otros proyectos, quien corrió dos veces el maratón de Londres y una vez el de Paris, aunque este último no lo termino. Así que parafraseando a Strummer, el punk no son las botas o el tinte para el cabello, el punk debe ser la actitud que se tiene y luego abordar todo en la vida con esa actitud, estos es punk rock. De tal forma que use aún más mi actitud para correr.

Así, con mi objetivo trazado use esta nueva motivación y busque las maneras de entrenar para poder correr un maratón, apoyado sobre todo en las actividades virtuales del primer grupo, pues invitan a correr de manera presencial o virtual. Sobra decir que hasta el momento he corrido cuatro maratones: dos como parte de los entrenamientos y dos maratones de Chicago, además que los entrenamientos y búsqueda de nuevos maratones continúa.

Entendí que correr puede ser punk. Correr es excepcionalmente liberador, pero también es guiado por mis caprichos y obsesiones, pero siempre sostenido por la inquietud de mis extremidades. Así como buen aficionado y apoyado en el ¡Hazlo tú mismo! Elegí este simple ejercicio que venía siendo el sostén para mi vida creativa y laboral. Me llené de energía al ver que mis entrenamientos tenían paralelismo con el punk y mi banda sonora seguía siendo perfectamente provocativa pero optimista cuando el camino se torna difícil.

Mi compromiso de entrenar para correr maratones fue como mi relación con el punk, pero sobre todo con la música punk: depende de mí. La preparación es al menos con tres meses previos a la carrera. Esto cambió mis hábitos y mi rutina, pero esto ha sido para mejorarme y sobre todo mejorar mi círculo cercano. Con el entendido que correr es punk y que si bien no encajaba en los grupos tradicionales de corredores si era consciente de los beneficios y la libertad que me da correr, así que me dije: corre punk, corre.

Por eso la importancia de estos grupos que han sabido dar un mensaje motivador pero rebelde también, es decir, motivan a correr y apoyan con dietas, ejercicios, yoga, correr en grupo o apoyar causas. También ondean la bandera de correr solos, de hacer lo que uno quiere, correr lo que uno quiere o hacerlo sólo por diversión. Es de gran ayuda ver que alguien corre mientras escucha a Obituary, Slayer, Black Flag, Sepultura o entrena oyendo a Idles o Turnistile, Rancid, o hacer senderismo acompañado de las canciones de Esther Rose, Moby, Gilla Band, Bad Religion o participar en carreras con una banda sonora de Operation Ivy, The Specials, Pennywise o los Dead Kennedys.

Por ejemplo, qué más punk, motivador, retador y consciente puede ser correr en la ciudad mientras se escucha y se tararea la canción “This Could Be Anywhere” de los mencionados Dead Kennedys;

 

Cold concrete apartments
Rise up from wet black asphalt
Below them a few carcasses
Of the long-gone age of privacy.

It takes a scary kind of illness
To design a place like this for pay
Downtown’s an endless generic mall
Of video games and fast-food chains.

One by one, the little houses are bricked up and condemned
A subtle hint to move before the rats move in

This could be anywhere
Could be anywhere
Everywhere…

Y es así como más allá de frases motivadoras que repiten los estereotipos y recurren a los lugares comunes, en estos grupos las historias inician debido a una enfermedad, un trastorno mental, un cambio de dieta, una postura política, apoyo a una causa, demostrar que se puede ser corredor sin parecerlo o porque dijeron que no lo éramos por correr lento. Conscientes de nosotros mismo y con la actitud de no importa tu tiempo, no importa tu lugar o la distancia que corras, toma tus tenis y únete. Con esta motivación uno decide como entrenarse, uno comienza a conocer sus límites y decidir si se está dispuestos a romperlos. Uno decide hasta dónde llegar, uno es quien decide si vale la pena intentarlo.

Pues como lo decía al inicio, lo privado pasa a ser público y con las redes sociales también se llegan a mostrar dimensiones personales que no son originales y que, al sistema, al poder, al panóptico, al leviatán, o como se le quiera nombrar, le conviene que consumamos y que no seamos nosotros, que nos perdamos en la uniformidad del ser, en ser un ciudadano global y repetitivo.

Por eso la importancia de retarse a uno mismo y demostrar mediante las redes sociales el “mírame, soy feliz pero también sé que el mundo es una porquería y trato de mejorarlo. Mira, hago esto porque no estoy bien y trato de estarlo, aunque sea por momentos”. Porque buscar la felicidad o estabilidad es como “ver desde el otro lado algo bonito, un bueno lugar y pensar que sería bueno estar ahí, pero en algún momento nos decimos que no vale la pena esforzarse para llegar ahí”. En resumen, correr es tan punk pues imagino que corriendo estoy jodiendo al sistema cuando en realidad ese sistema me ha jodido más.

Y es que, en una carrera, el enemigo a vencer es uno mismo. Uno decide hasta dónde o la velocidad. Uno decide a veces la ruta. Uno mismo puede haber entrenado, pero en el momento de correr las cosas cambian, el clima cambia o yo mismo me saboteo. Yo decido lo que quiero.  Por eso correr es para mí como con el punk y la música: te expresas a ti mismo, tomas el control de ti y sabes que no tienes que ser el mejor, sólo tienes que hacerlo y lo haces.

Para la próxima vez que tengas un ataque de pánico, de nervios, o sientas inseguridad y sabes que un grupo de corredores tradicionales no te ayuda, hay otros que corren dependiendo de sí mismos. A mí, correr me ayuda a ahuyentar el caos, me apoya para enfrentar mis problemas. Es la terapia perfecta para una existencia desordenada y llena de estrés. Corro porque es mi oportunidad de un reto nuevo mientras me deshago de presiones, demonios, expectativas y de odio, pero sobre todo de odio para mí mismo. Correr es mi rebelión, corro o sucumbo. Correr es punk, corre punk, corre.

Una Respuesta to No soy un corredor

  1. Gracias gracias gracias.
    Leerte me ha reconfortado, me ha dado un reflejo de mis miedos, mis motivos y mis objetivos.
    Este tránsito es muy loco, es muy punk.

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